Está bien, os lo diré sin tapujos: Estoy mal de la cabeza. Pero tranquilos, que por contagioso que sea, seguramente vosotros estéis peor.
¿Alguna vez os han dado la tarde libre y no sabíais qué hacer con ella?
¿Alguna vez se os han hecho largas las vacaciones?
¿Tenéis la sensación de que deberíais estar haciendo algo... pero no sabéis el qué?
Mi enfermedad, como la vuestra, es una especie de alergia a la nada, una necesidad salvaje de rellenar el vacío.
Probé con la fotografía y con los acuarios, pero no consigo ser constante. Una vez hasta tuve un bonsai, pero no tardó en morirse. Toqué la guitarra, el bajo y la batería, pero ni yo mismo soportaba escucharme. Probé con la Iglesia Católica, pero me aburría en misa. Incluso probé con Marx, pero sin decisión, porque en el fondo, si el mundo continúa siendo un asco, yo podré seguir quejándome, que a la larga se ha convertido en mi única afición duradera.
Esta es la razón de que exista este blog. Quejarse, morder y extirpar de mí el acuciante impulso de combatir a la nada. Si tenéis la suerte de no sentir el vacío, entonces podéis seguir como si nada... pero si no, sabed que el vértigo es gratis: no es que leer esto vaya a curaros, pero leeréis, y escribiréis también, porque es una forma como cualquier otra para no morir de tedio. Es esto o sentarse a esperar.
miércoles, 25 de julio de 2007
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