domingo, 24 de enero de 2010

CUENTO DE NAVIDAD

Los bomberos tuvieron que trepar al tejado con una escalera, ante la mirada estupefacta de todos los vecinos, que contemplaron el proceso a lo largo de toda la mañana. Era un hombre anciano y muy gordo, con una larguísima barba plateada. Iba vestido con un ridículo traje de felpa roja y un gorro a juego con un pompón de espumilla blanca. No hablaba castellano y decía llamarse Claus.

Al principio pensaron que se trataba de un ladrón, dado que llevaba un enorme saco cargado de cosas, pero al poco rato entendieron que era lo contrario: el tipo intentaba meter aquel todo aquello por la estrecha chimenea. Ignoran como un anciano de edad tan avanzada consiguió trepar al tejado con una carga tan pesada. Parece que una vez arriba introdujo las dos piernas por el hueco de la chimenea y se deslizó hasta la cintura, pero no consiguió pasar de la barriga y se quedó atascado, sin posibilidad de moverse hacia arriba ni hacia abajo. Pasó allí toda la noche hasta que, por la mañana, un vecino alarmado decidió llamar a las autoridades.

Hubo que desmontar toda la chimenea y cuando la policía se lo llevó arrestado la gente empezó a abuchearles. El hombre se mostró muy dócil durante los interrogatorios, pero no respondió ni una sola pregunta. El jefe de policía dijo en la rueda de prensa que sospechaban que no se trataba de un loco, sino del verdadero Papá Noël. Cuando los periodistas le preguntaron en qué se basaba, él respondió que, cuando le detuvieron, el hombre le dio un paquete. Dentro había una PlayStation3 ...y eso era justo lo que él había pedido.