martes, 22 de marzo de 2011

EL GRAN TIPO

El cabrón era un dechado de virtudes. Escribía bien y era gracioso. Era el centro de las fiestas y de las tertulias. Disfrutaba de un éxito merecido y todo el mundo le admiraba. Era alto y bien parecido: un guaperas culto y educado que hablaba con una lucidez que dejaba patente su inteligencia. Te daba la mano con firmeza y seguridad y te miraba a los ojos con una mirada clara y brillante. Te dedicaba una sonrisa sincera mientras pronunciaba tu nombre de pila, del que por supuesto se acordaba, haciéndote sentir privilegiado. La gente hablaba de él como un ejemplo a seguir, cargados de admiración. Ese si que es un buen tipo. El hijo que toda madre querría tener, el intelectual sensible, el amigo cercano, el hombre sencillo. El tipo que todo padre querría que desvirgara a su hija. Por supuesto, me invitó al café y me deseó lo mejor antes de marcharse para dar alguna conferencia en algún congreso. Yo, que soy mezquino y envidioso, en lugar de sentir admiración, sentía náuseas, y en silencio soñaba con el día en que le viera comer tierra. Lo único que me gustaba de él era su novia. Estaba buenísima. Ojalá pudiera tirármela.

sábado, 19 de marzo de 2011

UNA HISTORIA DE ROMANOS o “PENSABA QUE YA NO VENDRÍAS”

Todo esto ocurre al amanecer en una colina sin nombre. El aire está húmedo y frío y la bruma baja parece salir de debajo de la tierra. Un hombre alto vestido con el uniforme de centurión de las legiones de Roma espera a una mujer cerca de las ruinas de un antiguo templo. Está nervioso, pero intenta disimularlo. Alguien se acerca, pero no es ella, sino un grupo de mercaderes en un carro tirado por bueyes. La coraza del uniforme le presiona el pecho. Las cinchas de la capa le irritan la piel. El casco metálico le aprieta las sienes. Aún así, intenta permanecer firme y erguido, sin perder el porte. El carro se aleja por el camino y se hace el silencio. La mujer aparece a lo lejos, a caballo, vestida con una delicada túnica. A medida que se acerca, su corazón se acelera más y más, y por momentos parece competir con el trote del caballo. El hombre repite la misma frase para sus adentros. "Pensaba que ya no vendrías", "pensaba que ya no vendrías". Y así una y otra vez, como una oración que sirviese para tranquilizarle. La mujer se aproxima y su corazón palpita. Sólo quedan unos segundos y el hombre intenta dominar sus nervios. Sólo hay una cosa que ocupa su pensamiento. "Pensaba que ya no vendrías". La mujer baja del caballo y se acerca. Se miran un instante. Él aguarda. La mujer corre hacia él y le abraza muy fuerte. Las hebillas de la coraza se le clavan en la espalda, pero él no se queja. Se separan y se miran a los ojos, muy de cerca. Ahora sí, el hombre susurra "pensaba que ya no vendrías" y la mujer responde sonriendo "a partir de ahora siempre estaré a tu lado" mientras le mira con los ojos brillantes. Sus caras se acercan. Pasa un instante de silencio. Nunca sintió nada tan desolador como cuando el director dijo "corten".

DE RATONES Y HOMBRES

"ochocientos euros es una ganga" dijo con satisfaccion el agente inmobiliario, y al hablar hacía vibrar su bigotito en una frecuencia tan alta que el movimiento de los pelillos apenas resultaba perceptible para el ojo humano. El cabrón parecía un jodido ratoncito vestido de traje, y encajaba perfectamente con la ratonera que intentaba venderme, pero aquello no era ninguna fábula: el tipo estaba hablando en serio.

LA INCIDENCIA

Una incidencia. Así lo llaman cuando un tipo se arroja a las vías. Así lo resuelven. Esto es lo que suena por la megafonía del metro: "Estimados pasajeros, debido a una incidencia hemos tenido que suspender el tránsito de la línea 6". No dicen "estimados clentes, un tipo se ha arrojado a las vías y no reanudaremos el servicio hasta que retiremos sus pedacitos de las ruedas del vagón". No dicen "estimados clientes, a veces uno puede sentir que la vida le ha superado y quiere escapar, pero no puede huir de lo que le atormenta y se siente tan cansado de luchar contra sí mismo que sólo quiere terminar con todo. Un hombre acaba de sentirse así en el andén de la línea 6". No lo dicen, así que todos los pasajeros nos miramos y salimos del vagón desconcertados, pensando al unísono un nuevo anuncio para la megafonía "No arrojarse a las vías es un acto de civismo. Sea cívico: no se arroje a las vías".

MORIR EN PRIME-TIME

Mi pesadilla es un vídeo de primera. Uno de esos vídeos de accidentes horribles, que no tienen nada de gracioso, pero que sin embargo emiten con risas de lata. Una escena desagradable, grotesca y fúnebre, pero que se exhibe como algo alegre y simpático. Un morbo impúdico y risueño. Es un asesinato o algo así. Puede que fuera mi propia muerte. Mi muerte con risas de lata. Se va el chaval, se va por el barranquillo. El colmo de la comedia trágica. Y después me despierto sobresaltado, en un charco de sudor, y miro aterrorizado el sobre que yace a mi lado en la almohada: dentro está el dinero del premio.

miércoles, 9 de marzo de 2011

NO ERES TÚ, ES OTRA

Es la fuente de la vida.
Es la rosa de los vientos.
Es la calle sin salida
donde viven mis lamentos.
Es mi corona de espinas.
Es el final de los tiempos.
Bebo para no quererla.
Me cago en todos sus muertos.