Que no, que las cosas no cambian... qué manía. Siempre estáis intentando negar lo eterno para escudaros tras lo fugaz. Si, claro, con lo fugaz estáis todos más cómodos... porque lo eterno no se puede cambiar. Es para siempre.
-Ya no te quiero. Tenemos que dejarlo. Las cosas han cambiado.
-Yo te sigo queriendo. No he cambiado.
-Pues yo si...
-No, tú tampoco. La gente no cambia nunca.
-Pues entonces ha cambiado nuestra relación... cambia lo que yo siento por tí.
-Si, de acuerdo... eso si cambia, pero por un error de base.
Había quedado con un amigo al que no veía desde hacía varios años. Me dijo hola y le dije hola. Él no había cambiado. En mis pensamientos, aquel momento estaba lleno de trascendencia, pero no ocurrió nada fuera de lo común. No sonaron violines, aunque a mi, por dentro, me tembló el esqueleto. Comenzamos a charlar. Nada había cambiado. Fue todo muy cómodo para mí, que por lo general me incomoda hablar con antiguos conocidos. Mi amigo, sin embargo, se comportaba como si nos hubieramos visto ayer. Se despidió y se fue caminando. Nada más trascendente. Nada más efímero.
-Las cosas cambian... acéptalo. A veces llueve, a veces hace sol... la gente se muere.
-Precisamente... esas son cosas que nunca cambian. Cambiarán el día en que la gente deje de morirse.
-Antes te quería, pero ahora no.
-Eso es porque antes pensabas que yo te cambiaría la vida...
La gente cree que cambia, si. Se dan cuenta de que se han vuelto adultos y hacen cosas de adultos, pero eso no significa que cambien. Cuando se jubilen harán cosas de jubilados. Pero eso no es cambiar. Pueden cambiar de ciudad porque no les gusta vivir allí, pero no cambian... y no es la ciudad lo que no les gusta.
El tiempo pasa y lo cambia todo. Eso no cambia: el tiempo pasará siempre.
-Las cosas no han cambiado. Es todo igual que antes.
-¿Entonces porqué ya no te quiero?
-Porque tú querías que las cosas cambiaran... y no han cambiado.
Yo no voy a cambiar, ni va a cambiar nada a mi alrededor. Yo no moriré nunca. Y todo lo que ahora significa algo para mi continuará existiendo.
Dicen que no hay nada eterno, que el tiempo lo cura todo, que todo puede cambiar. Pobre consuelo. Siempre ha habido gente que piensa que las cosas cambian: eso no cambia nunca.
-Es que yo necesito pensar que las cosas pueden cambiar.
-De acuerdo... pero entonces, volverás a quererme algún día?
-...es que no vas a cambiar nunca?
-No de eso te estoy hablando... ¿Volverás a quererme?
-No... y eso sí que no va a cambiar.
Ayer fui a un sitio en el que solía jugar cuando era niño. Era un pequeño solar abandonado detrás de mi casa. Ahora han construido una placita. Ya no se parece en nada. Hay que ver lo que cambian las cosas.
martes, 27 de mayo de 2008
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