martes, 5 de julio de 2011

ODA AL EQUIPO A

Uno no es dueño de sus pensamientos ni de sus recuerdos, ni decide qué recuerda ni qué no. A saber cuántos momentos importantes de mi vida se habrán esfumado para siempre, olvidados, como si jamás hubieran sucedido, y sin embargo esta mierda sigue aquí, intacta, después de tantos años.

A estas alturas apenas recuerdo ya cómo comenzó todo. No recuerdo quién era, ni qué diablos pensaba, si es que pensaba en algo, ni qué diablos sentía, si es que sentía algo... No recuerdo cómo cojones he llegado hasta aquí. Pero hay cosas en la vida que no se olvidan, eso es jodidamente cierto, hay cosas que no se olvidan nunca, aunque quizá no sean las que a nosotros nos habría gustado.

Porque puede ser que ya no recuerde quién soy ni de dónde vengo; que no consiga recordar lo que sentía por tí, cuándo te conocí, ni la primera vez que te vi, ni la última vez que te besé, sin embargo, sin saber cómo ni porqué, recuerdo perfectamente lo que sucedió aquel verano de 1972... y, maldita sea, cuando lo recuerdo tengo la extraña sensación de que todo va a salir bien.

Yo ni siquiera había nacido, y sin embargo recuerdo con nitidez lo que sucedió aquel verano. Diría que esa mierda es lo único que consigo recordar con claridad.

Recuerdo perfectamente que en 1972 cuatro de los mejores hombres del ejército americano fueron arrestados por un delito que no habían cometido, que no tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban confinados y que en la actualidad, todavía perseguidos por la justicia, sobreviven como soldados de fortuna.

...Y en lo más profundo de mi corazón sé que si alguna vez tengo algún problema y me los encuentro, tal vez pueda contratarlos.

2 comentarios:

Eva dijo...

jajaja
brillante
me has alegrado la mañana

Nano dijo...

Fantástico, inolvidables esos 20 segundos....

hasta la próxima