Te he dicho que no, que esto no va a durar para siempre. Que te olvidarás de todo, y yo también me olvidaré. Los dos nos olvidaremos de todo, aunque ahora no puedas creerlo. Y aunque después queramos recordarlo, ya no sentiremos lo que sentimos ahora. Sí, vas a olvidarte de todo, aunque ahora te parezca imposible. Te olvidarás de la tarta y de la luz que entra por la ventana. Te olvidarás de la estufa y del paseo de vuelta a casa. Te olvidarás del olor de la ropa tendida y de la taza que tiene el asa rota y de aquella canción tan graciosa. Y yo también lo olvidaré. Lo olvidaremos todo.
Después de decir esto se giró y se perdió entre la gente. No he vuelto a escuchar su voz. Irónicamente, no hay día que no recuerde este momento.
viernes, 23 de septiembre de 2011
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