miércoles, 8 de septiembre de 2010

EL MANCO

Julián "El Manco" no es de esos tipos a los que uno les puede gastar una broma. Todos a bordo sabíamos que se había cargado a tres tipos y ninguno queríamos ser el cuarto. Su carácter amable y el tono educado de su voz contradecían radicalmente la violenta expresión de su rostro: la cara de Julián "El Manco", cincelada a cuchilladas en todos los bares del puerto, parecía surcada por marcas de arpón, como el lomo de una ballena vieja. A pesar de que se mostraba amigable y divertido con todo el mundo, la tripulación entera sabía que era muy dado a saltarle los dientes de la boca al primero que le tosiera. Todos le tratábamos con el respeto que inspira el miedo, y quizá por eso, en los siete meses que duró la travesía, nadie se atrevió a preguntarle porqué le llamaban El Manco, a pesar de tener las dos manos intactas...

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